Domo – 2015
La técnica del saco de tierra de Superadobe se presta a una amplia gama de materiales. La tubería de polipropileno es ideal, aunque la arpillera también es suficiente. Del mismo modo, aunque se prefieren arena, cemento o cal, prácticamente cualquier material de relleno (por ejemplo, grava, roca volcánica triturada o cascarilla de arroz) funcionará.
Después de recolectar los materiales y decidir las dimensiones del edificio, se cava una zanja de cimentación circular, de aproximadamente 1 pie de profundidad y de 8 a 14 pies de diámetro, que da espacio para colocar al menos dos capas de sacos de tierra bajo tierra. Se ancla una cadena al suelo en el centro del círculo y se usa como un compás para trazar la forma de la base. Otra cadena se sujeta justo fuera de la pared del domo: esta es la guía fija o de altura y proporciona una medida interior para las capas a medida que suben la ménsula, lo que garantiza la precisión de cada nueva capa a medida que se coloca y apisona.
Entre capas de tubos apisonados y llenos, un bucle de alambre de púas funciona como mortero y mantiene unida la estructura. Los huecos de las ventanas se pueden colocar de varias maneras: enrollando el tubo lleno sobre sí mismo alrededor de un tapón circular (formando un cabezal arqueado) o aserrando un hueco de arco gótico o puntiagudo después de que se haya fraguado el material de relleno.
Una vez que la cúpula en ménsula está completa, se puede recubrir con diferentes tipos de tratamientos exteriores, tanto por razones estéticas como para proteger la estructura de daños ambientales como la radiación ultravioleta. Al igual que los materiales para la construcción en sí, existen múltiples opciones. Si bien CalEarth nombra el yeso como la opción de acabado más común, también se han utilizado tierra y pasto vivo. Khalili también ha utilizado una mezcla de tierra y yeso, cubierta además por una capa “reptil” de cemento y bolas de tierra que fortalecen el acabado al redirigir la tensión.